Al igual que con el diseño y la forma de fotografiar los productos, en las tiendas donde se vendían el cliente debía entender de una manera clara y diáfana los mismos, la exhibición tenía que ser a la fuerza congruente y consistente con el estilo Braun.

Para ello encargaron a Otl Aicher, Hans G. Conrad y Wolfgang Schmittel (grafismos) el diseño de expositores que cumpliesen estas premisas; fruto de ello Braun produjo toda una serie de modelos que ejemplifican perfectamente la coherencia en la comunicación en todos los ámbitos que habían impulsado Fritz Eichler y Erwin Braun cuando decidieron dirigirse a la HfG para dar un vuelco absoluto al obsoleto diseño que había en los años 50.



